martes, 18 de diciembre de 2007

Memorias de una ilusa


Hace unos meses que empecé a trabajar en un colegio como "vetlladora", un puesto que se han inventado para tener controlados a los niños llamados "problemáticos" que hay en los colegios; lo cual, desde que se instauró la magnífica reforma educativa, es bastante común.
El grado de desobediencia en las aulas es tal, que los alumnos estás separados en clases A y B, que serían las "normales", C que serían los que tienen dificultades de aprendizaje, o "cariñosamente" llamada la de los tontos; y luego está la D, que es en la que yo estoy trabajando y que consta de unos 7 u 8 alumnos, que a parte de que tienen dificultades de aprendizaje, vamos que son cortitos, también tienen toda una serie de problemas sociales debido al panorama familiar que casi todos tienen en casa, por lo que suelen ser los rebeldes, los incontrolables, los más desobedientes y los que en cualquier momento dado se pueden poner chillarse entre ellos o a chillarle al profesor, por el motivo más insignificante.
El vetllador, está siempre en el aula con ellos y con el profesor que tengan, haciendo un soporte educativo y trabajando hábitos de estudio y disciplina.
Cuando yo empecé a trabajar en este colegio, se me asignó un alumno de 3D, con un historial familiar y académico de espanto, así que yo he ido haciendo lo que buenamente he podido y lo que mis años de experiencia como educadora me han dejado.
Cuando trabajas en el campo de la educación estás sometida continuamente a una revisión de tus propios valores morales, sociales y educativos, los niños te ponen a prueba a diario y a veces, hay situaciones tensas que requieren de una objetividad que no estas segura de poseer. Aun así, ésta que escribe, que se considera una idealista nata y sin remedio, creo que no se maneja del todo mal, pero la voluntad se desbarata cuando a tu alrededor no paras de observar y oír comentarios de tus compañeros de profesión; profesores, pedagogos, psicopedagogos...supuestamente educadores como tu, con tal cantidad de prejuicios y estupideces que una no se lo puede creer.
En estos momentos, todo ese elenco de profesores, está enfrascado en una guerra a dos bandos, debida a una pelea que hubo entre el niño que yo tenía asignado y otro niño. Es cierto que la pelea acabó con bastante violencia y tuvimos que llamar a una ambulancia, y es cierto que a todos nos ha dejado conmocionados desde entonces; pero lo que no es admisible en un equipo de profesionales educativos, es la pelea que están disputando, comparable a una pelea de madres en el parque porque "tu niño le ha pegado al mío".
En los últimos días he escuchado frases llenas de juicios a los dos alumnos participantes de la pelea, así como a sus familias respectivas; cuando se supone que la labor del educador es analizar la situación desde un punto lo mas objetivo posible, para hacer cumplir unas normas establecidas por el centro, y en el peor de los casos, si es que la situación le afecta de una manera personal, retirarse para dejar decidir a otros que sí puedan ser objetivos.
En fin, esta ilusa que os escribe, a veces no sabe si es un extraterrestre que piensa distinto a todos o si es verdad que como dicen algunos de mis familiares, aun no me he hecho mayor y no me he dado cuenta de cómo es el mundo realmente. De momento me voy mordiendo la lengua ante casi todo lo que escucho durante mi jornada laboral, no vaya a ser que surja el demonio idealista que llevo dentro y empiece a arremeter contra tanto “supuesto educador”.