
Cuando tenía 16 añitos, tiempo atrás, un día que estábamos cenando en casa, mi madre nos sorprendió con la grata noticia de que íbamos a tener un hermanito.Yo, que hasta entonces era la peque de tres hermanos y había pedido este deseo reiteradas veces, me quedé ilusionadísima; mis hermanos mayores se quedaron un poco flasheados.
Evidentemente no fue premeditado, mi madre tenia entonces 45 años y lo de volver a tener un bebé le pillaba un poco desentrenada, igual que a mi padre; pero prometimos todos poner nuestra buena voluntad y todo nuestro apoyo en el asunto complicado que es criar una criatura. A partir de entonces y en plena adolescencia, me convertí en media madre; cambié pañales, di papillas y hasta me levanté de madrugada para darle el "bibe" al niño, pues a mi madre la tuvieron que operar justo después de dar a luz.
Tuve la experiencia de experimentar el sufrimiento de una madre ante cualquier cosa que pudiera pasarle al "peque", el niño se atragantaba comiendo la papilla y yo casi rompía en lágrimas como una histérica; recuerdo un día que se enredó el cuello en una goma con bolas que tenía en el parque y no se la podíamos quitar, le quedó una buena marca, yo creí que el corazón me iba a explotar de un momento a otro, mientras mi madre desde la experiencia de haber criado ya a tres mas, me tranquilizaba.
Los vecinos y familiares hacían los comentarios típicos: Que si el juguete de la casa, que si estará muy mimado, que si con tanto hermano mayor tendrá todos los caprichos que quiera...Lo cierto es que mi madre siempre decía que también éramos muchos para reñirle y que lo dejáramos descansar un poco al pobre.Yo creo que lo educamos bien, era un niño muy risueño y la verdad es que nos trajo mucha alegría a casa, ahora que se ha hecho mayor es una bellísima persona, y un niño responsable, bueno ahora esta en la edad del pavo, en plena adolescencia vamos, con las cosas típicas... y con Novia!!!